Historia

Durante los últimos 5 años, hemos proseguido la línea de trabajo mantenida en nuestro laboratorio durante la última década, iniciada a raíz de nuestra incorporación al entonces creado Instituto de Oncología de Asturias (IUOPA).

A partir de este momento, iniciamos el trabajo sobre el dolor neoplásico planteando dos objetivos: en primer lugar comenzar a desarrollar modelos de hiperalgesia tumoral y en segundo lugar (más factible en ese momento para nosotros), estudiar la farmacología de mediadores algógenos implicados en el dolor canceroso. Con la ayuda de los primeros proyectos subvencionados relativos a este tema (NP-01-519-2; FIS 01-0261) encauzamos nuestro primer objetivo con la inoculación intraplantar de células tumorales XC en ratones Swiss (1) y el segundo con el estudio del dolor inducido por las endotelinas, péptidos dolorosos liberados por algunos tumores (2). En los siguientes proyectos (SAF2003-04799; PC-04-52; SAF2006-05226) comenzamos a utilizar el modelo de inoculación intraósea de células NCTC en ratones C3H/HeJ, que acababa de ser publicado (Schwei et al, J Neurosci 1999;19:10886-10897) y que venimos utilizando desde entonces mostrando las propiedades analgésicas periféricas del agonista opiáceo loperamida (3), describiendo los efectos sobre la hiperalgesia tumoral de agonistas de receptores opioides de tipo mu, delta y kappa (4) y demostrando la existencia de analgesia endógena periférica disparada por beta-endorfina en las etapas iniciales del desarrollo del tumor (5). También en relación con la acción periférica de los opiáceos, hemos descrito recientemente la participación de la vía de transducción NO/GMPc/K+ ATP en la inhibición por estimulación de receptores opioides periféricos de la hiperalgesia térmica de origen tumoral (6). Finalmente, hemos realizado un trabajo sobre la actividad analgésica de un inhibidor de encefalinasas y su interacción con el anticonvulsivante y analgésico gabapentina (7).

Además de estudiar el potencial del sistema opioide periférico para inhibir síntomas de dolor canceroso, hemos contribuido a caracterizar la eficacia de fármacos capaces de inhibir selectivamente algunos sistemas hiperalgésicos activados durante el desarrollo del tumor, como el vanilloide (8) o el mediado por IL-1 (9). Hemos realizado también un estudio con antagonistas selectivos de receptores cannabinoides, aún sin publicar.

Finalmente, tratando de conseguir un sistema en el que los resultados obtenidos en el modelo de osteosarcoma pudiesen cotejarse con los procedentes de otras situaciones de cáncer óseo, hemos desarrollado recientemente un nuevo modelo de hiperalgesia tumoral consistente en la administración intratibial de células de melanoma (10).